Hay horas dilatadas con
minutos de sobra,
hay pretextos noctámbulos
con colmillos afilados hambrientos de soledades,
hay bienvenidas rotas con
aliento de epitafio.
¿Y qué?
La noche sigue insomnia
pero no inmortal,
el puede ser nunca
se rinde,
-para bien o para mal-
sino que se entrega a la
ambigüedad en devenir.
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