viernes, 8 de febrero de 2013

El ahora


Hay horas dilatadas con minutos de sobra,
hay pretextos noctámbulos con colmillos afilados hambrientos de soledades,
hay bienvenidas rotas con aliento de epitafio.
¿Y qué?
La noche sigue insomnia pero no inmortal,
el viento sopla sin pedir permiso,
el puede ser nunca se rinde,
-para bien o para mal-
sino que se entrega a la ambigüedad en devenir.





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